En Valladolid, desde hace seis años, la Federación vecinal Antonio Machado, la Asociación Igualdad es Sociedad (ASIES), y desde hace dos años nuestro Ayuntamiento de Valladolid, venimos organizando una serie de actos que buscan transmitir a todas las personas la frontal oposición de los hombres en el maltrato a las mujeres.
Uno de los actos viene consistiendo en una rueda de hombres, que en esta ocasión se hizo, por vez primera, en la Plaza Mayor, allí se colocaron unas velas en el suelo en torno a un lazo blanco con el objeto de visibilizar públicamente la implicación que en contra de la violencia hacia las mujeres tienen cada día más hombres.
Primero los hombres, y luego todas las personas que quisieron sumarse al acto, nos cogimos de la mano formando un círculo, alrededor del lazo y por fuera del círculo de velas.
También se guardó un minuto de silencio por todas las mujeres asesinadas, y se procedió a la lectura de los nombres de la víctimas mortales habidas a lo largo de este año 2016.
Trás un emotivo abrazo colectivo, el acto concluyó con la lectura de un manifiesto a cargo de Sergio Matesanz, un joven vallisoletano, estudiante en el IES La Merced de Valladolid.
Estuvieron presentes muchos vallisoletanos y entre ellos cabe destacar el Alcalde, Óscar Puente y algunos ediles municipales, muestra de la sensibilidad que hacia este tema viene teniendo la actual Corporación Municipal.
La violencia de género es una escandalosa realidad que cada día se extiende más y afecta a toda la sociedad.
Sus consecuencias son terribles; miles, cientos de miles de mujeres viven atemorizadas ante una continua situación de terror físico y psicológico en sus hogares y entorno más inmediato.
Sorprendentemente, los causantes de este mal, no son hombres extraños a las víctimas, son sus propios maridos, novios o parejas quienes maltratan.
Los agresores, en su gran mayoría, no son hombres diferentes, especiales o enfermos, son hombres comunes, ciudadanos típicos, en muchos casos modélicos, amables, reconocidos y, a menudo, respetuosos y cordiales en su trabajo.
La violencia es posible porque el resto de hombres mantenemos algún tipo de complicidad y cierta tolerancia hacia ella.
Ya sea por miedo, por egoísmo, por rencor o por una malentendida solidaridad masculina, lo cierto no hacemos lo suficiente para acabar con la violencia de género.
Como cada día, millones de mujeres están siendo maltratadas, y los hombres no pueden seguir permaneciendo callados, pretendiendo no tener responsabilidad moral ante las víctimas.
Levantemos nuestra voz y lancemos a la sociedad un claro mensaje de rechazo absoluto de las raíces de la violencia, negando cualquier razón que la justifique. No hay excusa posible.
Hacemos desde aquí una petición a todos los hombres: no miréis a otro lado, no sigáis tolerando en vuestro entorno ninguna situación de violencia, sexismo o discriminación hacia las mujeres.
Denunciad aquellos casos que conozcáis y apoyad, sin ninguna duda, a las víctimas, pues necesitarán de toda nuestra solidaridad.
Hacedlo por ellas y por nosotros.