Actos en los que, los hombres nos posicionamos públicamente contra la violencia machista.
Nos manifestamos por la paz y la igualdad porque la violencia no puede ser un problema de las víctimas que la sufren, sino que es una cuestión que afecta a toda la sociedad.
Las mujeres asesinadas han aumentado en este año, pero, sobre todo, se ha incrementado el número de mujeres asesinadas que había interpuesto una denuncia.
Las alarmas se han disparado y es imprescindible reaccionar para frenar un proceso, el de desprotección de las víctimas, al que nos negamos a asistir impasibles.
Los hombres que generan violencia de género, deciden causar daño, como castigo o como coacción, a las mujeres con quienes tienen o han tenido una relación afectiva.
Sin embargo, se desconfía de las víctimas o se justifica al agresor con mayor frecuencia que en otros delitos contra la integridad de las personas.
Es esa voluntad de venganza, o de dominio, lo que deben frenar las instituciones, porque no es fácil para las víctimas hacerlo solas, por su implicación emocional con el agresor, por la frecuente falta de testigos o de pruebas, por la dependencia económica y por la resistencia psicológica a verse y reconocerse como víctima de violencia de género.
Las mujeres son doblemente víctimas cuando se pretende, como se ha hecho recientemente, que sean ellas mismas las que adviertan del riesgo, en lugar del sistema judicial o la policía.